El debate sobre alternativas para combatir el crimen puede llevar a
sugerencias poco viables, caras o incluso que lo incrementen. Tal es el caso del servicio militar remunerado. El debate ha sido abordado en distintos
países durante los últimos años. Por ejemplo, en 2005 después de los primeras
revueltas callejeras que tuvieron lugar en París por parte principalmente de
jóvenes desocupados, el presidente Jacques Chirac propuso un "servicio
civil voluntario" para reclutar 50,000. En su
mayoría eran hijos o nietos de inmigrantes quienes, según Chirac tenían una
"crisis espiritual, una crisis de orientación y una crisis de identidad”. En
2007, el ministro del trabajo de Sudáfrica propuso implementar el servicio
militar obligatorio para reducir los niveles de criminalidad en las principales
ciudades de ese país. En Argentina y Perú hoy en día se debate volver a
implementar el servicio militar con objeto de reducir la violencia y los
niveles de criminalidad en Buenos Aires y Lima, respectivamente. Incluso en
México, el gobernador de Chihuahua, César Duarte propuso en 2011 que los
llamados “ninis” pudieran
prestar servicio militar permanente y remunerado.
La idea detrás de estas propuestas es que la delincuencia disminuiría con una mayor participación de los jóvenes
educados bajo la disciplina
castrense. Asimismo, el trabajo realizado durante su servicio en zonas de alta
marginación mejoraría las condiciones de vida de quienes viven en esas zonas y
con ello se reduciría la incidencia delictiva.
Estos elementos teóricamente
“positivos” contrastan con otros “negativos” señalados por Sebastián Galiani,
Martín Rossi y Ernesto Schargrodsky en el documento “Conscription
and Crime: Evidence from the Argentine Draft Lotery”. De acuerdo a
estos autores, el reclutamiento puede afectar el comportamiento de los jóvenes en sentido
contrario al esperado. Apuntan varias razones para ello: en primer lugar, al
retrasar la entrada de los hombres jóvenes al mercado laboral, el
reclutamiento puede reducir sus oportunidades futuras de empleo y
aumentar así la probabilidad que se dediquen a actividades criminales al
terminar su servicio. En segundo lugar, el servicio militar brinda capacitación
en el uso de armas, lo que se traduce en una reducción del costo de
entrenamiento para el uso futuro de éstas. Finalmente, Galiani y coautores
señalan que el ambiente de los conscriptos es proclive a reacciones violentas y a la selección para la formación de bandas en el futuro.
La existencia de efectos “positivos” y “negativos” hace
imprescindible encontrar evidencia para determinar cuáles de ellos son los que
tienen mayores efectos. Para ello, los autores utilizan el caso argentino. Identificar
el efecto causal del servicio militar en la delincuencia requiere utilizar una
variable que afecte la participación en el servicio militar, pero no a la
delincuencia a través de otros mecanismos. El servicio militar argentino
permiten tener esta variable, pues para su implementación se realizó sorteo
asignó entre los varones jóvenes basado en los tres últimos números de su
documento nacional de identidad. Los autores utilizan esta asignación aleatoria
para identificar el efecto causal de servicio militar obligatorio en la
probabilidad de desarrollar posteriormente un registro de antecedentes penales.
Galiani y coautores utilizan una base de datos administrativos que incluye
la elegibilidad, participación real en el servicio militar, y los antecedentes
penales para las generaciones de varones nacidos entre 1958 y 1962. De acuerdo
con sus resultados, la participación militar aumenta la probabilidad de
desarrollar un registro de antecedentes penales posteriores, en especial para
los delitos contra la propiedad y delitos de cuello blanco. También encuentran
que el reclutamiento tiene efectos perjudiciales sobre el rendimiento futuro en
el mercado de trabajo. Sus resultados también muestran que el efecto de la
conscripción en el comportamiento criminal es más grande para los reclutas que
participaron en la Guerra de Malvinas. Es decir, los efectos sobre la
delincuencia son positivos y significativos tanto en tiempos de paz como en tiempos de
guerra. En resumen, los resultados muestran que la conscripción militar no reduce
el comportamiento delictivo, e incluso puede llegar a incrementarlo.
Los problemas de política pública no tienen atajos y requieren cambios
estructurales. Los resultados de Galiani y coautores muestran que pensar en
salidas rápidas y fáciles para reducir la criminalidad pueden acrecentar el problema. La mejora de las oportunidades laborales y mejoramiento de la policía son las
opciones de política pública más viables, aunque ello implique tiempo y recursos.
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