El aumento de la criminalidad durante los últimos años tiene como una de sus causas el incremento sin precedentes de la población entre
10 y 25 años de edad. La falta de opciones educativas, el mal desempeño
económico y las rigideces laborales limitan la creación de nuevos empleos
formales para este grupo poblacional.
El tamaño de las nuevas generaciones de mexicanos se han estabilizado
desde 1990. La siguiente gráfica muestra cómo ha sido esta evolución y lo que
se espera hacia el 2040, donde el país habrá estabilizado su crecimiento
alrededor de 140 millones de personas, con grupos quinquenales alrededor de 5
millones de personas. Hoy estamos atravesando el mayor incremento generacional
de personas en edad de trabaja con un millón de personas en cada año de edad,
divididos casi a la mitad entre hombres y mujeres. ¿Cuál es la principal
implicación de este aumento poblacional? La presión demográfica incrementará
durante los siguientes años y de no lograr incentivar la participación de las
nuevas generaciones en actividades lícitas, es muy probable que la crisis de
seguridad, pueda, incluso aumentar.
La experiencia de Estados Unidos en esta materia es ilustrativa. Hoy
en día existen más de 2 millones de personas recluidas en prisiones de ese país
como resultado de una política intensiva en detenciones y encarcelamiento implementada
desde los 1970s. El costo del sistema carcelario norteamericano es tema de debate público, pues la crisis
económica y el consecuente aumento del déficit público en varias entidades de
la Unión hace imprescindible reducir el gasto penitenciario. La carga humana y
financiera de encarcelar a tantas personas es sin duda una fuente de gasto importante
en los balances públicos tanto del gobierno federal como de los estados.
Philip J. Cook, profesor de políticas públicas, economía y sociología
de la Universidad de Duke, y
Jens Ludwig,
profesor de políticas públicas, leyes y servicio social de la Universidad de Chicago, suigieren una serie de acciones
costo-efectivas para enfrentar el problema de la creciente población carcelaria
en Estados Unidos. En el reporte “More Prisoners
Versus More Crime is the Wrong Question” publicado por la Brookings
Institituion, sugieren algunas alternativas para enfrentar la
disyuntiva entre incrementar la población de los en los reclusorios y reducir
los niveles de criminalidad. Para ellos, enmarcar el debate carcelario como un
equilibrio entre la seguridad pública y las finanzas públicas es miope. En su
opinión, la población carcelaria podría reducirse sustancialmente sin que ello
signifique elevar los índices de criminalidad. De hecho, a decir de ellos “la
evidencia muestra que el crimen podría incluso reducirse si los ahorros
generados por menor población carcelaria se utilizaran en el fortalecimiento de
programas de justicia penal y otras reformas”.
Cook y Ludwig señalan que la comunidad científica ha tenido éxito en
identificar el efecto causal que varias políticas tienen sobre diversos delitos
relacionados y compararlo con penas corporales. Esta evidencia está basada
tanto en métodos experimentales (similares a los utilizados en medicina), como
en "experimentos naturales" que se obtienen luego de implementar
algunas cambios legales o con los propios cambios demográficos.
Las recomendaciones que Cook y Ludwig sugieren son las siguientes:
- Los recursos actualmente dedicados a apoyar a largas penas de prisión deben ser aprovechados para producir castigos rápidos, moderados y efectivos. Para ello se requeriría la contratación de más agentes policiacos que mediante técnicas modernas de gestión puedan aumentar la efectividad preventiva.
- Aumento de los impuestos al consumo de alcohol. Ello permite no sólo a reducir su abuso, sino también la delincuencia asociada su consumo.
- Los patrones delincuenciales y lucha contra los criminales son el resultado tanto de las acciones privadas como públicas. La participación de cuerpos privados de seguridad deben ser alentados a través de la regulación del gobierno y de algunos incentivos.
- La población carcelaria tiene poca experiencia laboral y pocas habilidades cognitivas y no cognitivas, lo que muy difícil aumentar las tasas de ocupación en actividades lícitas mediante esquemas tradicionales, antes o después del involucramiento en actividades criminales. Una alternativa es la prevención y rehabilitación más eficaces mediante programas no académicos del tipo "social-cognitivo" donde las personas son enseñadas a desarrollar habilidades, logar mayores niveles de autocontrol y empatía.
- Adicionar un elemento de coacción a la política social también puede ayudar a reducir la delincuencia. En especifico castigos rápidos no carcelarios por uso de drogas ilegales, y las leyes de escolaridad obligatoria que obliguen a permanecer en la escuela por más tiempo.
Sin
duda estas propuestas son de gran relevancia para el caso de mexicano y las
perspectivas que se tienen en el tema de la seguridad pública y la prevención
del delito. Es imperativo reorganizar las acciones de prevención y
mejorar la readaptación que sean viables y costo-efectivas. De otra forma, la
gran cantidad de población joven que se irá incorporando a la población
económicamente activa podría encontrar atractivo realizar actividades ilícitas
con un costo social muy elevado.
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