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lunes, 22 de noviembre de 2010

Desayuno Stanford-México Evalúa: reflexionando sobre las capacidades del Estado Mexicano



EDNA JAIME

Directora de México Evalúa




El viernes pasado, México Evalúa tuvo la oportunidad y el privilegio de reunirse con académicos, empresarios e intelectuales mexicanos con motivo de la visita a México de Francis Fukuyama, Stephen Krasner y Paul Wise, todos ellos académicos de la Universidad de Stanford.

El desayuno convocado por México Evalúa-Stanford fue posible gracias a la amable iniciativa y disposición de la Dra. Beatriz Magaloni, académica de la misma Universidad. La convocatoria tuvo la fortuna de reunir a personalidades del mundo académico y empresarial interesados en intercambiar ideas y puntos de vista relevantes para la coyuntura que atraviesa el país. Entre ellos se encontraban: Carlos Elizondo Mayer-Serra, Luis Rubio, Edna Jaime, María Amparo Casar, Alberto Díaz-Cayeros, Juan Pardinas, Héctor Fix Fierro, Marta Mejía y Emilio Carrillo.

El tema rector de la discusión fue la construcción de capacidades institucionales en estados débiles o fallidos (tema en el que Fukuyama se ha centrado particularmente), y posteriormente se trasladó el análisis al caso mexicano.

El Estado mexicano del viejo régimen era, paradójicamente, fuerte y débil a la vez. Su fortaleza provenía de una presidencia muy poderosa que contaba con mecanismos de control social y político que permitían estabilidad y conferían certezas. Sin embargo, la fortaleza de la hiperpresidencia mexicana contrastaba con la debilidad de las instituciones dentro del aparato público mexicano.

Por otro lado, ese Estado mexicano omnipresente tuvo en sus objetivos la organización de la sociedad desde el poder a través del control, la mediatización de conflictos y la mediación entre partes. Esa sobrerregulación de la interacción social inhibió la cooperación voluntaria, la confianza y el capital social.

Una vez debilitado el poder presidencial y los mecanismos de control a su disposición, el resultado, hoy en día, es un Estado mexicano que combina debilidad institucional con un muy bajo capital social.

La reflexión se centró en cómo construir/fortalecer instituciones y promover confianza en la sociedad. En el caso de México esta discusión es fundamental en el marco de la crisis de seguridad por la que atravesamos.

Una de las alternativas más viables es generar los incentivos para llevar a cabo los cambios institucionales que el país necesita. Colombia logró hacerlo, cuando sus élites alinearon incentivos en un contexto de adversidad para fortalecer a las instituciones y realizaron reformas desde el ámbito fiscal hasta el policíaco.

En México, sobre todo en las regiones más violentas donde es cada vez más evidente la noción de un Estado débil y/o en crisis, ya se están generando los incentivos para tomar medidas de fortalecimiento institucional.

La grave crisis de inseguridad por la que atraviesa el país exige de los políticos un fuerte compromiso con el fortalecimiento institucional y con la rendición cuentas sobre la gestión pública. Los costos de la inmovilidad (ya visibles en algunos estados) deberían funcionar como el principal acicate a la cooperación en favor del fortalecimiento de las instituciones de seguridad y de gobierno.

Después de un rico intercambio de ideas, la mayoría de los asistentes salimos con claridad sobre el reto que tenemos enfrente, pero también con la convicción de que es posible revertir la situación que hoy nos aqueja. Ojalá contemos con los liderazgos, los conceptos y acuerdos para que esto suceda.

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