La semana pasada se dio a conocer una alianza entre Banamex, Inbursa y Telcel que puede ser el parteaguas de los servicios financieros en nuestro país. El jueves 19, las tres compañías anunciaron la puesta en marcha de “Transfer”, una plataforma en la que se pueden realizar transferencias, depósitos y retiros de efectivo mediante el envío de mensaje de texto desde un celular. De acuerdo con la descripción, los usuarios de la telefonía móvil Telcel (7 de cada 10 en México) pueden crear una cuenta bancaria al marcar *4040. Una vez creada, podrán depositar dinero y realizar pagos desde cualquier equipo móvil mediante un mensaje de texto a otro número celular. Los usuarios pagarán por este servicio un peso en el caso de pagos comerciales y siete por enviar una clave para realizar retiros en cajeros automáticos, más el cargo del mensaje que cobra de manera independiente Telcel.
Esta innovación tecnológica puede ser de la herramienta que facilite la universalización de los servicios financieros en México. Hoy en día, menos de 20 millones de personas son clientes bancarios, mientras que existen más de 90 millones de líneas celulares. Esto significa que existe un gran potencial para incrementar el número de usuarios de servicios financieros que, por razones históricas y desconocimiento, no aprovechan sus ventajas. La tecnología móvil puede ser el vehículo que facilite el conocimiento de los servicios financieros.
Esta expectativa está basada en la experiencia internacional. Países donde el nivel de bancarización era reducido, pero que tuvieron una gran expansión en la cobertura de la telefonía móvil —condiciones similares a las de México hoy en día—, adoptaron esta tecnología con gran éxito.
Pero ¿cuál es la evidencia del efecto que tiene esta tecnología en el conocimiento de los servicios financieros? ¿cómo cambian los patrones de ahorro y de consumo de los usuarios? En el documento “Kenya’s Mobile Revolution and the Promise of Mobile Savings” Gabriel Demombynes y Aaron Thegeya, ambos investigadores del Banco Mundial, analizan estas preguntas.
Pero ¿cuál es la evidencia del efecto que tiene esta tecnología en el conocimiento de los servicios financieros? ¿cómo cambian los patrones de ahorro y de consumo de los usuarios? En el documento “Kenya’s Mobile Revolution and the Promise of Mobile Savings” Gabriel Demombynes y Aaron Thegeya, ambos investigadores del Banco Mundial, analizan estas preguntas.
Al final de la década de los 90, menos del 3 por ciento de los hogares en Kenia tenían un teléfono, y menos de 1 de cada mil adultos tenía acceso a la telefonía móvil. Sin embargo, la expansión de la compañía Safaricom permitió una gran cobertura de la telefonía en ese país a partir de 1997. Actualmente, 93 por ciento de los hogares de Kenia tienen un teléfono celular, y el 73 por ciento usa la plataforma M-PESA, similar a Transfer. Safaricom tiene la participación de mercado más grande en Kenia (aproximadamente el 75%), por lo que existen condiciones de mercado similares a las que tenemos en México.
El dinero móvil se ha convertido en un referente en la vida de los kenianos, que se extiende una forma básica de acceso a servicios financieros. Las plataformas móviles de dinero se han desarrollado desde el inicio y han entrado en una nueva fase con la llegada de bancos integrados móviles productos de ahorro.
Según los autores, M-PESA ha acelerado la bancarización keniana, pues del 73 por ciento del total de adultos que tiene una cuenta de dinero móvil, la cuarta parte lo utiliza todos los días. Asimismo, 66% del total los usuarios utilizan su cuenta celular para ahorrar. Un análisis de regresión muestra que tener una cuenta M-PESA está correlacionada con alguna actividad de ahorro en 32 por ciento.
¿Pero por qué la gente ahorra con M-PESA, a pesar de que no genera los intereses? Según uno de los autores, esta tecnología facilita la "contabilidad mental" del ingreso. Esto limita el consumo de otros bienes a sabiendas de que los fondos se asignaron mentalmente para el ahorro. Es decir, se ahorra en el corto plazo para comprar algún bien de uso no duradero en el futuro cercano.
El éxito de M-PESA ha inspirado esfuerzos para ir más allá del simple almacenamiento de dinero sin intereses y proporcionar una "banca sin sucursales" con servicios adicionales a través del teléfono móvil. Los autores analizan nueva evidencia de productos financieros más sofisticados. En particular, de “M-Kesho”, una cuenta de ahorros que devenga intereses, permite acceder a microcréditos y a seguros de accidentes personales. Sin embargo, hasta ahora es muy temprano para conocer la respuesta de clientes a estos productos.
En cualquier caso, la evidencia científica del efecto que tiene esta tecnología está construyéndose. Este es el momento para analizar cómo diseñar los productos financieros que mejor satisfagan a los clientes mexicanos. Idealmente se necesita evidencia experimental que arroje información clara sobre ello, pero no hay lugar a dudas de que Transfer puede marcar un antes y un después de los servicios financieros para la población de los deciles de ingreso más bajos en nuestro país. Ello, sin necesidad de una burocracia que exija cuotas o votos.
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