La participación electoral ha mostrado una tendencia negativa durante los últimos años. Este fenómeno puede explicarse por el hecho de que a varios grupos de población no les interesa o no saben participar en los procesos electorales.
Barack Obama, hoy presidente de Estados Unidos, fue el candidato que mejor entendió este fenómeno y basó su precampaña y campaña en movilizar la mayor cantidad de votantes apáticos mediante todas las herramientas tecnológicas y humanas a su alcance. Esta estrategia se ha tratado de imitar en varios países dado el gran éxito que tuvo. Desafortunadamente, varias de estas copias sólo se han enfocado realizar spots comerciales, anuncios espectaculares o páginas de internet, Facebook o Twitter similares a los utilizados por Obama. Sin embargo, el éxito de la "Obamanía" es que se concibió como una estrategia integral de mercado para identificar mayores rendimientos de la movilización y no acciones aisladas.
Barack Obama, hoy presidente de Estados Unidos, fue el candidato que mejor entendió este fenómeno y basó su precampaña y campaña en movilizar la mayor cantidad de votantes apáticos mediante todas las herramientas tecnológicas y humanas a su alcance. Esta estrategia se ha tratado de imitar en varios países dado el gran éxito que tuvo. Desafortunadamente, varias de estas copias sólo se han enfocado realizar spots comerciales, anuncios espectaculares o páginas de internet, Facebook o Twitter similares a los utilizados por Obama. Sin embargo, el éxito de la "Obamanía" es que se concibió como una estrategia integral de mercado para identificar mayores rendimientos de la movilización y no acciones aisladas.
Donald Green y Alan Gerber son dos de los investigadores norteamericanos que han demostrado la efectividad de distintas estrategias de movilización para el caso de Estados Unidos. En su libro Get Out the Vote! los autores analizan con rigurosidad científica el impacto y la eficacia de las campañas puerta a puerta, llamadas telefónicas, correo directo, y otras tácticas de campaña. Basados en experimentos sociales en más de una docena de estados de la Unión Americana, Green y Gerber muestran que los jefes de campaña y asesores políticos cometen errores estratégicos al enfocar sus esfuerzos en acciones con rendimientos electorales bajos. Según su evidencia, las campañas de tierra en donde se busca a los votantes indefinidos puerta a puerta o con la distribución de panfletos tienen mayor efecto que las llamadas telefónicas, el correo tradicional o el correo electrónico. En sus palabras, "Muchos votantes potenciales sólo necesitan un empujón para motivarlos a votar mediante invitación personal, lo que hace toda la diferencia."
Esta experiencia y evidencia ha sido puesta en marcha por los encargados de la campaña electoral de François Hollande, el candidato del Partido Socialista y el Partido Radical de Izquierda en Francia. Hollande podría convertirse en el siguiente presidente francés si vence en segunda vuelta a Nicolas Sarkozy, presidente en funciones y candidato del UMP. Según se relata en el en el artículo “The American Connection” de la revista Slate, el equipo de Hollande incluye a un grupo de tres jóvenes que estudiaron en la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard y MIT, quienes han desarrollado una estrategia para movilizar a cinco millones de electores durante la elección gala. Guillaume Liefeys, Arthur Muller y Vincent Pons utilizaron lo aprendido durante sus cursos de evaluación de impacto con Esther Duflo y la experiencia de Green y Gerber para diseñar una campaña de movilización que puede darle el triunfo a Hollande.
Después de estudiar en Massachusetts y participar en la campaña de Obama en 2008, Liegey, Muller, y Pons volvieron a Francia con la idea implementar estrategias electorales similares a las que observaron. Su objetivo no era hacer imitación burda de elementos decorativos, frases o páginas de internet similares a las del primer presidente afroamericano (i.e. el póster copiado por Ernesto Cordero durante la campaña interna panista) sino diseñar estrategias de movilización efectivas. Para demostrar tal efectividad requerían evidencia causal, tal como la encontrada por Green y Gerber.
Los “bostonianos”, como se les conoce, se acercaron en 2009 al líder de los socialistas en la región París para implementar un experimento durante las elecciones regionales de 2010. El dirigente regional les proporcionó 80 activistas del partido para realizar su intervención:
Los jóvenes franceses identificaron ocho zonas parisinas, siete suburbanas y un distrito urbano, que históricamente habían presentado altos índices de abstencionismo y que podrían identificarse con un partido de izquierda dadas sus características sociodemográficas. Una vez identificadas las zonas, los jóvenes estrategas ubicaron edificios donde vivían los posibles votantes y seleccionaron aleatoriamente 675 de ellos para que recibieran una visita de los activistas y otros 675 edificios sin la visita. En total, el grupo de control y de tratamiento incluyó aproximadamente a 24,000 votantes registrados. Liegey, Muller, y Pons descubrieron que el esfuerzo de movilización había tenido el efecto deseado. En las zonas donde se enviaron a los activistas, los candidatos de izquierda obtuvieron el 35.9 por ciento de la votación, mientras que en las zonas de control el resultado fue de 31.8 por ciento. Es decir, casi cuatro puntos de diferencia, que podrían ser cruciales al final de una contienda presidencial. Un análisis más detallado mostró que el efecto de esta movilización fue mucho mayor para el caso de votantes no nacidos en Francia, quienes respondieron con mucho mayor fuerza al entender dónde votar y cómo hacerlo.
Los jóvenes franceses identificaron ocho zonas parisinas, siete suburbanas y un distrito urbano, que históricamente habían presentado altos índices de abstencionismo y que podrían identificarse con un partido de izquierda dadas sus características sociodemográficas. Una vez identificadas las zonas, los jóvenes estrategas ubicaron edificios donde vivían los posibles votantes y seleccionaron aleatoriamente 675 de ellos para que recibieran una visita de los activistas y otros 675 edificios sin la visita. En total, el grupo de control y de tratamiento incluyó aproximadamente a 24,000 votantes registrados. Liegey, Muller, y Pons descubrieron que el esfuerzo de movilización había tenido el efecto deseado. En las zonas donde se enviaron a los activistas, los candidatos de izquierda obtuvieron el 35.9 por ciento de la votación, mientras que en las zonas de control el resultado fue de 31.8 por ciento. Es decir, casi cuatro puntos de diferencia, que podrían ser cruciales al final de una contienda presidencial. Un análisis más detallado mostró que el efecto de esta movilización fue mucho mayor para el caso de votantes no nacidos en Francia, quienes respondieron con mucho mayor fuerza al entender dónde votar y cómo hacerlo.
Basados en la evidencia de la elección local, la apuesta del equipo de Hollande es lograr una mayor participación de los más marginados en la elección presidencial para lograr el triunfo. Para ello, construyeron un padrón de 700.000 activistas con el objetivo de que visitaran 5 millones de hogares con el mayor índice de potencial de movilización a favor de Hollande. Este índice fue construido para cada uno de los 60,000 centros de votación utilizando nivel de histórico de abstención y la fracción de votos obtenidos por la izquierda desde 1998. Hasta el viernes pasado, los activistas habían cubierto 3.4 millones de electores y esperan cubrir la totalidad de los centros de votación antes del 6 de mayo, cuando se lleve a cabo la segunda vuelta contra Sarkozy. A diferencia de lo que se hizo durante la campaña de Obama en donde se pidió el voto directo al candidato, los voluntarios preguntan a la gente si ya conocen a los candidatos y después les dicen el por qué Hollande puede representarlos mejor. En una elección que se antoja cerrada, es previsible que este esfuerzo sea el que llegue a darle la victoria al candidato de izquierda.
En México el PRD llevó a cabo una estrategia similar durante la elección de Cuauhtémoc Cárdenas al gobierno del DF en 1997 con las llamadas “Brigadas del Sol”. En 2000, Vicente Fox organizó los “Amigos de Fox”, quienes movilizaron el voto a favor del candidato del PAN en todo el territorio nacional. En 2006, la estructura magisterial pudo ser la diferencia que le dio el triunfo al PAN.
En la elección presidencial vigente ninguno de los candidatos del PAN o PRD ha mostrado un esquema de movilización, y si existe no se nota atractivo o bien organizado. A justo dos meses de la elección, parece poco probable que alguna de estas opciones logre capturar la atención de los votantes indefinidos o que no piensan participar en la elección. Por el contrario, el candidato del PRI parece ser quien mejor ha entendido cómo hacer un mejor análisis del mercado electoral y está implementando estrategias diferenciadas en cada región del país, donde seguramente hará movilizaciones con su “Fuerza Mexiquense”.
En la elección presidencial vigente ninguno de los candidatos del PAN o PRD ha mostrado un esquema de movilización, y si existe no se nota atractivo o bien organizado. A justo dos meses de la elección, parece poco probable que alguna de estas opciones logre capturar la atención de los votantes indefinidos o que no piensan participar en la elección. Por el contrario, el candidato del PRI parece ser quien mejor ha entendido cómo hacer un mejor análisis del mercado electoral y está implementando estrategias diferenciadas en cada región del país, donde seguramente hará movilizaciones con su “Fuerza Mexiquense”.
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