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lunes, 7 de mayo de 2012

Corrupción, Cáncer del Sistema Democrático

Las bajas expectativas y pocas emociones que están generando las campañas presidenciales son un signo adicional del desencanto que la población tiene respecto de nuestro sistema democrático. Los ciudadanos han visto que elecciones pasan, servidores públicos son relevados y no pasa nada con quienes quienes han utilizado recursos públicos en su beneficio personal. Los abusos de quienes ostentan cargos públicos en los tres niveles de gobierno han ido erosionando la confianza con la que inició la competencia electoral en nuestro país durante las ultimas décadas. De no cambiar esta situación, el país no tendrá mejores perspectivas de desarrollo.




De acuerdo con el seguimiento de las cifras reportado por el Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo en el sitio DataGov, la satisfacción con la democracia entre los mexicanos se encuentra estancada desde el periodo comprendido entre 1996 y 2009. Por el contrario, en otros países de América Latina como Brasil y Chile ésta ha incrementado entre los electores. Esto coincide con que los niveles de control a la corrupción en estos dos países son, en promedio, superiores a los que tenemos en México. Lo anterior se muestra en las siguientes gráficas:










Estudiar la relación causal entre la satisfacción y el control de la corrupción resulta muy complejo, pues utilizar datos agregados impide encontrar un mecanismo causal de la relación entre la democracia y corrupción. Las variables que no se observan en estas correlaciones impiden identificar el efecto que tiene una variable en la otra. Es decir, los estudios observacionales tienen problemas como los de error de medición, sesgo de auto-reporte, y la simultaneidad lo que impide medir el efecto de la información sobre la corrupción en los resultados electorales.


Para sortear esta dificultad es indispensable contar con intervenciones exógenas de tipo experimental, lo cual es caro y muy difícil de implementar. Sin embargo los investigadores Ana L. De La O (Yale University), Dean Karlan (Yale University), Leonard Wantchekon y Alberto Chong (IADB) realizaron un estudio experimental en México con la asistencia de Innovations for Poverty Action (IPA). Los resultados de este experimento se encuentran en el documento “Looking Beyond the Incumbent: The Effects of Exposing Corruption on Electoral Outcomes,que forma parte de la serie de documentos de trabajo del National Bureau of Economic Research.


Los investigadores realizaron intervenciones aleatorias de tipo informativo en las elecciones intermedias llevadas a cabo en Tabasco, Jalisco y Morelos durante 2009. El artículo muestra que cuando los ciudadanos conocen de niveles altos de corrupción de sus autoridades municipales, disminuye el número de votantes, el apoyo al partido en el poder y se erosiona la identificación con el partido al que pertenece el presidente municipal saliente.


El diseño experimental consistió en enviar información de cómo se ejerció el gasto público por parte del alcalde saliente en distintas secciones electorales de los distritos seleccionadas de manera aleatoria. Esta información se recabó a partir de los reportes de la Auditoria Superior de la Federación (ASF)  e incluye las observaciones hechas al ejercicio del gasto público que es responsabilidad de los ayuntamientos, incluidos el alumbrado público, el servicio de agua potable, alcantarillado y caminos vecinales.


Dicha información se resumió e ilustró en trípticos que luego fueron repartidos de puerta a puerta en las zonas seleccionadas aleatoriamente. Los investigadores diseñaron tres intervenciones (trípticos). La primera incluyó información sobre el porcentaje de los recursos administrados por los alcaldes y que están asociados a algún tipo de corrupción tales como el exceso de facturación, recibos falsos, desvío de recursos, fraude, etc. La segunda intervención incluye información sobre la capacidad administrativa medida como la cantidad total de recursos disponibles por los alcaldes para invertir en servicios públicos y el porcentaje efectivamente gastado. Finalmente, la tercera intervención incluyó información sobre el porcentaje de recursos que los alcaldes destinaron a las zonas mas pobres del municipio. El grupo control no recibió información.


De acuerdo con los resultados, la primera intervención tuvo un efecto promedio equivalente a 1.1 puntos porcentuales. En el caso del segundo tratamiento, los votantes “premian” el hecho de que se ejerce el gasto en forma efectiva, pues hay un aumento de 1.9 puntos porcentuales en la participación. En el caso de que el gasto se dirija mayoritariamente a los pobres, los votantes también incrementan su participación hasta en 2.4 puntos porcentuales. Sin embargo, el dato más revelador es el que se refiere a los niveles de corrupción: cuando los votantes se enteran que más del 75 por ciento del gasto tiene observaciones ligadas a la corrupción, disminuyen su participación hasta en 8 puntos porcentuales.



La evidencia científica de este experimento muestra que la exposición de la corrupción desmoviliza a los votantes en general. Según los investigadores, enterarse de que quienes se encuentran en el poder son corruptos sin castigo, provoca un desencanto mayor en los ciudadanos mexicanos hacia su democracia y no un voto de castigo a favor de otro candidato. Concluyen que resulta indispensable cambiar el esquema institucional que disminuya los incentivos a la corrupción. De otra forma, la confianza en la democracia seguirá erosionándose.

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