Un espacio para la discusión informada en torno al impacto de las políticas públicas

lunes, 14 de mayo de 2012

Primera Infancia: Una Inversión Muy Rentable


La revista Nexos presenta en su número de mayo un artículo sobre un nueve reformas específicas que México requiere para mejorar su desempeño en varios órdenes. Nueve autores, incluidos Juan Ramón de la Fuente, Pedro Aspe, Jesús Reyes-Heroles, Roberto Newell, Alejandro Hope, Juan Pardinas, Jana Palacios, Miguel Székely y Oliver Azuara hacen propuestas concretas para mejorar el desempeño público. Esto incluye mejorar la educación, eliminar subsidios regresivos, desamarrar a Pemex, abrir la Comisión Federal de Electricidad, castigar la violencia, acercar al Ejército a la vida civil, que los gobiernos compren bien, universalizar la protección social e invertir en un grupo relativamente olvidado por el gasto público: los bebés.
Este último tema es crucial para entender la formación del capital humano en nuestra sociedad. La falta de una atención integral durante la primera infancia explica en gran medida porqué los individuos tienen una baja productividad al momento de ser adultos y por tanto, son más proclives a vivir en condiciones de pobreza. Es decir, gran parte del por qué México tiene elevados niveles de pobreza, desigualdad e informalidad tienen su raíz en la primera infancia. Con autorización del autor, se presenta a continuación el contenido del texto “Invertir en la Primera Infancia”.   
La salud y productividad de los individuos se definen en gran medida durante la gestación y los primeros años de vida.  Existe evidencia científica donde se demuestra que las capacidades cognitivas, las socio-afectivas y la salud se forman durante este periodo: el funcionamiento del cerebro adulto y el proceso de formación de habilidades están influenciadas por una interacción entre la información genética y la experiencia individual durante el embarazo y la primera infancia.[1] Ello explica por qué la pobreza es un fenómeno intergeneracional, pues cuando la madre tiene una salud precaria durante su embarazo o cuando hay carencias durante la primera infancia, es muy probable que el infante no llegue a desarrollar las capacidades que le permitan no ser pobre al llegar a su vida adulta. Este niño a su vez es muy probable que repita el esquema con sus propios hijos. Por tanto, una reducción efectiva de la pobreza necesita de la atención de las nuevas generaciones desde la gestación. Los beneficios de estas inversiones no se ven de manera inmediata, pues se requiere que los niños crezcan, se eduquen y eventualmente se vayan incorporando a la fuerza laboral.
El entorno del hogar tiene un papel crucial en la formación de habilidades. Dentro de él se determina la cantidad de recursos –tanto financieros como humanos–  que se invierten en los niños y su desarrollo. Existen muy pocas alternativas para promover la estimulación los menores, pues la responsabilidad recae fundamentalmente en los miembros del hogar al que pertenecen. Cuando un niño no recibe estimulación cognitiva y no cognitiva, su capacidad analítica y desempeño escolar en etapas posteriores tienden a ser muy deficientes. Es decir, el buen éxito académico y profesional futuro no sólo depende de los recursos financieros destinados a los menores durante su primera infancia sino la existencia de estímulos dentro del hogar.[2]
Los efectos de un embarazo no cuidado y una primera infancia con carencias nutricionales, afectivas y de salud no pueden revertirse en etapas posteriores de la vida. Las inversiones de capital humano son las más efectivas –particularmente en los niños de los hogares más pobres– que cualquier otra intervención posterior durante la adolescencia o juventud. Incluso, se ha demostrado que es posible disminuir los niveles de criminalidad en la edad adulta –cuyo costo fiscal es muy elevado– con acciones preventivas durante la primera infancia. [3]
Esta evidencia científica nos indica que las expectativas para la población mexicana no son muy alentadoras. Dos son las razones fundamentales. En primer lugar, la dinámica demográfica muestra que hoy en día la mayoría de los niños están en hogares con menos integrantes y con menores ingresos. La calidad de la atención brindada a los infantes mexicanos, en promedio, está siendo afectada por dos vías. Por un lado hay menor atención y por tanto menor estimulación en el hogar. Por otro lado, al tener menor cantidad de miembros en el hogar, una mayor proporción –principalmente las jefas de hogar con menores niveles de ingreso– deben salir a buscar de actividades remuneradas con objeto de satisfacer las necesidades materiales del hogar. En suma, una proporción creciente de niños están naciendo en la pobreza con los entornos familiares desfavorables.[4]
La segunda razón se refiere a la organización del gasto público destinado a la primera infancia. México invierte muy poco en servicios enfocados en edad preescolar en comparación con otras edades. La mayoría de los recursos públicos se dedican a la educación primaria y secundaria, aunque la demanda por servicios de educación media y media superior ha ido en aumento y así seguirá durante los próximos años.[5] Esto significa que el gasto público educativo es ineficiente, pues no se invierte en las edades que tendrían los mayores retornos futuros a un menor costo. Es decir, políticas públicas vigentes dedicadas a la primera infancia están promoviendo la desigualdad social de las próximas generaciones.
Una estrategia efectiva de atención a la pobreza se implementó en nuestro país desde los 1990s por medio de Progresa-Oportunidades. Este programa se diseñó para atender las diferentes etapas de la infancia, con menor importancia en la primera infancia. Oportunidades se enfoca en salud y nutrición, y más tarde en la vida en la escuela. Sin embargo, los efectos del programa sobre el desarrollo cognitivo han sido limitados. Esto puede ser debido al hecho de que no ha habido una fuerte componente de desarrollo cognitivo en los primeros años de vida. Asimismo, este programa es principalmente rural y semi-urbano, dejando de lado las ciudades más importantes en donde la mayoría de las mujeres jefas de hogar carecen de una red de atención para sus hijos.
Progresa-Oportunidades convirtió a México en un gran innovador de política social efectiva enfocada en la formación de capital humano. Sin embargo, el país perdió este liderazgo, particularmente en lo que respecta a la primera infancia. Otros países de América Latina incluidos Chile, Colombia e incluso Ecuador han desplegando acciones específicas para lograr la atención universal de la primera infancia. México debe mejorar su agenda social y lograr mejorar la calidad de la atención a los infantes.
El país ha desarrollado una gran capacidad de servicios públicos, con lo cual varias de estas acciones no tendrían un costo fiscal elevado. Algunas alternativas de política pública puede ser:
Cartilla electrónica de vida. La implementación en 1983 de la Cartilla Nacional de Vacunación fue un gran paso para lograr la erradicación de la poliomielitis, difteria, sarampión y controló tosferina y tuberculosis. Esta cartilla podría evolucionar y convertirse en una herramienta más efectiva que utilice las nuevas tecnologías para tener información crucial que permitan su atención temprana, que incluye:
  • Registros biométricos desde la gestación
  • Registro biométrico de las madres para esta atención para detectar problemas congénitos y problemas prevenibles.
  • Registro de datos biométricos de nacimiento
  • Registro de vacunación
  • Registro de resultados de las revisiones pediátricas en el primer año de vida
  • Registro de resultados de pruebas para estimulación temprana
  • Completar una Red Nacional de Bancos de leche materna. Se requiere acelerar la formación de una red nacional de leche materna donde se facilite su intercambio que asegure su provisión durante los primeros tres meses de vida a todos los niños del país.
  • Completar y homologar la red del programa de guarderías implementado por el gobierno federal con la participación de los gobiernos municipales.
  • Reconversión de escuelas primarias en zonas urbanas con menor demanda por educación primaria para dar cobertura a la atención preescolar.
  • Registro obligatorio a preescolar donde se utilice el esquema preventivo Consulta Segura del Seguro Popular.
  • Detección temprana de niños abusados y con padres que sufren problemas de drogadicción y alcoholismo.
  • Desayunos para niños de preescolar.

El texto completo en Nexos lo puede econtrar aqui


[1] Cunha y Heckman (2007, 2008, 2009)
[2] Ibidem
[3] Ibidem
[4] Heckman et. al. (2010)
[5] Ibidem

1 comentario:

  1. Gracias a México Evalúa y a nexos por esta información.

    Atenodoro Ruiz Rosas

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